Si la locura hace que las expresiones imprevistas surjan del más recóndito inconsciente, permite que ante la circunstancia de ser conocida mi locura, se enuncie sin barreras y sin prejuicios. Si el antagonismo de la locura es estar sano, entonces mis discursos estarían limitados al sentido común, a lo que marca esta cultura y esta sociedad. Entonces, mi enfermedad es más digna. Soy libre, sin restricciones. Aquellos que dicen estar sanos, en consecuencia, viven su cultura totalmente enmarcados por su contemporaneidad y en su mayor expresión de inconsciencia.
martes, 24 de abril de 2007
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